Pienso que ni siquiera te caigo bien. Que soy como una espina en la garganta que molesta y no sabes como quitarla. Seguramente eso es lo único que yo significo para ti. No estoy en lugar de recriminarte nada, yo tampoco sé que significas tú para mi. Supongo que intento hacer como que no me importas, que no me duele verte tontear con otras chicas, que no sufro cuando me miras de esa forma tan despreciable. Creo que no te he hecho nada para que me trates así. Eres como un recuerdo malo que no quiero que vuelva a mi mente. No me dejas libre, no dejas que me sienta bien conmigo misma. Tú, siempre tú. Tu nombre me persigue por donde voy, tu mirada inquieta, tu sonrisa fácil.
Lo mejor de todo esto es que no sé que siento por ti realmente. No tengo ganas de tener novio, pero tu me has roto los esquemas. Hay veces que llego a pensar que quizá sería feliz contigo, que me tratarías como merezco. Supongo que estoy acostumbrada a soñar demasiado. Lo único que sé es que no soy una princesa y esto no es un cuento de hadas. Marina me ha preguntado algo interesante, ¿merece la pena?
Lo he estado pensando.
Creo que no mereces la pena, que yo te imagino mejor de lo que eres. Quiero convertirte en un mal recuerdo que quede aplacado en mi mente para siempre.
Porque, sí, yo no soy una princesa y esto no es un cuento de hadas.
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