sábado, 10 de noviembre de 2012

para ti, por siempre

Sinceramente lo había imaginado distinto. Lo había imaginado como dicen en las películas. Perfecto, magnífico. Yo parecía una niña pequeña mordiéndose el labio inferior sin saber que decir. Y tu me mirabas timidamente, esperando mi respuesta en silencio con los brazos caidos, rendido. Estabas tan absorto mirándome y yo mirándote a ti que tardaste en enteder que te había dicho que si. Me sonreiste de la misma manera que lo hiciste aquella tarde cuando me propusiste salir. y no sé por qué pero sé que esa sonrisa solo me la has dedicado a mi. Es una sonrisa traviesa, nerviosa e impaciente a la vez. Una sonrisa que desapareció cuando cerré los ojos, y noté tus brazos sobre mis hombros y tu mano en mi cuello.
Me habían dicho de todo. Me habían dicho mil cosas que se podían llegar a sentir en tu primer beso.
No sé definirlo. Simplemente tartamudeé al separarme y me fui corriendo. Lo que tu no sabes es que por el camino, iba riendo. mis ojos brillaban y llevaba los labios presionados para guardarme tu primer beso, y mi primer beso. No ha sido el mejor de la historia, ni fue largo ni corto. Ni siquiera sé donde estaban mis brazos cuando te besé. ¿Acaso importa? No sé si estaban al rededor de tu cuello o sobre tu cintura. Pero si me hubieran dicho que en aquel momento no estaba tocando el suelo, que no tenía cuerpo físico, lo habría creido. Porque en ese momento solo estaba allí, contigo.
Y sigo preguntándome lo mismo que ayer. Si de verdad te quiero o no. Pero si me hiciste sentir así, yo creo que la respuesta es la misma que ayer.
Sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario